“¡Qué le voy a hacer si yo, nací en el Mediterráneo!”… Cuando voy al lugar donde nací se nota que disfruto. Las sesiones de fotos allí, como la del picnic en el huerto, tienen algo que me cautiva del todo ¿será la luz de la costa, será… que se me nota la debilidad por mi Valencia querida? ;)
La ciudad ha cambiado mucho desde que yo me mudé a vivir a la capital hace casi 15 años. Madrid es ahora mi hogar pero cuando vamos hasta allí, como hace unas semanas, nos alojamos en lugar de esos que hace sentirse como en casa: un piso en el centro histórico de techos altos, molduras blancas, mucha luz, decorado y planificado con detalle por mi chico, que adora -y domina- el interiorismo, aunque no sea su profesión.
Dan ganas de quedarse a disfrutar cada espacio, cada rincón…
Lo socorrido que es un pasillo para entretener a un miniser ¡cuántas veces que pudo ir y volver, ir y volver…! Y claro, después caer rendida tras el maratón… ^_^
Planes para nuestra escapada a Valencia
Así es, Valencia ofrece muchas cosas así que te aconsejo echarte a las calles a vivir la ciudad: recorrer las callejuelas del centro…
Al fondo, arriba, asoman las conocidas como Torres de Quart…
…una de las varias antiguas puertas a la ciudad que se conservan….
Y ya que estás por el Centro Histórico no te pierdas esa maravilla de la arquitectura en hierro que es el Mercado Central:
Por supuesto también nos acercamos a ver el mar… Imprescindible, aunque esté nublado. El olor a sal, la arena, el ambiente del paseo marítimo…
Disfrúta Valencia de día ¡y de noche!
Con niños ¡sí! porque reservamos un plan en familia genial: visita nocturna al Oceanogràfic que, con dos años, R. aún no había visitado. Todavía había luz cuando llegamos…
Pero poco a poco bajó, avanzó el atardecer, ofreciendo siluetas de este parque marino de ocio de imagen cuidada:
Y cuando nos sumergimos ya para contemplar sus profundidades R. disfrutó muchísimo indagando…
Aunque, eso sí, su límite de tolerancia a las oscuridades llegó así que… carrito y vuelta a la superficie para volver a casa recordando un viaje tan especial para los tres.
Cuando podemos pasar tanto tiempo juntos -a veces no es fácil- el tiempo se detiene y somos simplemente… felices.
Hasta pronto, Valencia.
Yo tengo que volver que hay muchas cosas que no he visto. La casa estupenda, aunque la nevera un poco vacía ;)
Jajajajaja ¿No lo dirás por lo de una triste manzana? A la madrastra de Blancanieves le bastó para desencadenar toda una mítica historia (+libro+peli!) ;)
Besos!